MERCOSUR:
Feliz Pascua y 25° Aniversario
Dr. Daniel Rosano[1]
Fragmento
de la canción “Lei” (Djavan)
“Vou lhe contar nem dá pra crer nada tem mais
poder que um desejo engolindo tudo,
caminhando pro fundo e ali, no final, crescer,
quero correr, me libertar, defender,
mas, ¿cadê o chão que a paixão não vê?
Veio no ar e pá! no breu sem avisar desceu num
deserto e fez o futuro
desabrochar do escuro e à luz do dia rompeu,
veio trazer a ressurreição de um ser, que ao
morrer de amor,
vive como eu…”.
El 26 de marzo de 1991, hace 25 años, en la Capital de la
República del Paraguay, los Gobiernos de Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay,
firmaron el Tratado de Asunción para la constitución del Mercado Común del Sur (MERCOSUR).
Este especial (25°)
aniversario (2016) coincide exactamente con la Semana Santa.
Comulgo con la idea que sostiene que la integración regional es una tarea de muy largo aliento; y no habría
que desfallecer en su construcción. Se podría sangrar la fragua, pero jamás
enfriarla o apagarla. Así, como es conducente considerar a la Cuaresma y
Pascua como camino en donde hay que mirar para adelante. Desde ya también, este
es un tiempo propicio para examinar nuestra vida.
En efecto, hace poco tiempo escribía[2]
que “No
concebimos al FCCR, o al propio MERCOSUR, como la sola vocalización de una idea
o sigla. No. Es, en cambio sí, asumir -con lo que ello implica- el proyecto de
integración”. Y concluía: “...sostengo que el MERCOSUR (que el 26 de Marzo venidero
celebrará el 25° aniversario de la suscripción del Tratado de Asunción)
continúa erigiéndose en un proyecto muy relevante en el que se encuentran
comprometidos nuestros países y que, por las dimensiones de un mercado común,
subsisten aún muchos desafíos. Si por el
paradigma de la integración alcanzamos trofeos, o nos quedan cicatrices o
heridas, exhibiendo, tal vez sea la manera en que debamos mostrar por lo que
hemos luchado en el FCCR y, por ende, en el MERCOSUR”.
Así como la conciencia del pecado nos
tendría que hacer pecar menos, la conciencia de lo que falta alcanzar en el proceso
de integración nos tendría que llevar a una total identidad con éste, que
implique un sólido y sustantivo compromiso en tal sentido. Los actores de la integración y, principalmente, los mandatarios, tienen
que tener capacidades de emoción, de entrega, de pensar regionalmente y de
sacrificio; como así también, una fortaleza iberoamericana para superar situaciones
donde no prime la correspondencia y, sobre todo, mucha convicción e integración
(valga la
redundancia) y MERCOSUR dentro de sí mismos. Me parece que solamente así, y asumo los riesgos de ser
considerado un irredento sensitivo, se podrá servir con devoción y sentir el
palpitar del proceso. Lo que nunca quisiera sería oírlo mendigar, o verlo
languidecer intrascendentemente, o ser desprestigiado por ante las nuevas
generaciones, o demolido; al punto de preguntarme, qué era y tenerlo que
contrastar con una realidad, de la meta al abismo, que vaya en su detrimento.
En noviembre del año pasado (2015), cuando
estaba a pocos días de concluir una importante etapa laboral en la
Municipalidad de Quilmes, expresaba[3] que “Así
como una noble vocación que trasunta compromiso no se ahorra, por el contrario,
es también un proyectarse hacia los demás, nuestra
vocación integracionista es una energía que nos movió y dispuso a la
construcción, nos predispuso a bregar por el fortalecimiento de este espacio
institucional de los gobiernos locales y por la consolidación de un MERCOSUR
distinto (al de sus orígenes como ya experimentamos, fundamentalmente,
desde el año 2003 en adelante) y, en
definitiva, mejor, dado que no albergamos dudas que nuestro destino está ligado
a la integración regional”.
Afinando en esta Semana Santa ese
“proyectarse hacia los otros”, como creyente y con sumo respeto, se me figura
en el pensamiento el centro de gravedad del Triduo Pascual. El dolor puede ser
fecundo: “El sembrador
va llorando cuando esparce la semilla, pero vuelve cantando cuando trae las
gavillas”[4].
El MERCOSUR no ha sido un fracaso. A lo largo de estos
25 años hubo avances económicos, comerciales, políticos, jurídicos e institucionales
de relieve.
Sin embargo, aún no ha conquistado su
ideal; y existen voces para las cuales no alcanzó a realizar las esperanzas
que hizo nacer. Personalmente, he
dicho en muchas ocasiones que si sólo hubiese servido, junto a sus antecedentes
inmediatos de la década del ´80, para desactivar las hipótesis de conflicto
entre Argentina y Brasil, o consolidar la democracia en la región, solamente
por esto, yo me daría por satisfecho[5]. Ahora bien, complementando
la línea de pensamiento expresada, nunca quisiera ver que celebra su pascua sin
concretizar su ideal.
Sé que no es nada fácil…
Habiendo acompañando al MERCOSUR a lo
largo de todos estos años, tuve oportunidad de asistir a distintos seminarios,
talleres, conferencias, jornadas, paneles, congresos, reuniones, etc., de las
cuales al retirarme, a veces, sentí impotencia. Ello así, entre otras
motivaciones, porque la integración no
es un materia insignificante que pueda ser encarada con liviandad (un riesgo, es banalizarla; en el sentido, por
ejemplo, de reducir, de otorgarle una excluyente preponderancia a las cuestiones
económicas); muy por el contrario, es profunda y de enorme envergadura (en
el plexo multi-dimensión de un ideario); y sea para aplacar aquella impotencia, o para despabilar (me),
o mitigar una mirada quirúrgica, en ocasiones me sentí impulsado a desnudar
asperezas o aflicciones para vestirlas de poesía[6].
Sé que no es nada fácil…como sí lo es,
al propenso a la ensoñación de los elevados ideales -y máxime cuando hasta los puede ver “vivos” o realizables
del otro lado de su sueño irisado-, perder de vista el predominio que marca lo cotidiano. Lo
interno. El influjo de lo nacional. La combinación de factores y circunstancias
de la política regional, que parece despertar como una aurora que, cuanto
menos, inquieta; pues, parecería anticipar incidencias y efectos.
¿Le podría acontecer a la integración
de la Patria Grande lo que nos canta la copla de Antonio Machado: “En el mar de la mujer, pocos naufragan de noche;
muchos, al amanecer”?
Sé también, incluso en primera persona,
que no es fácil conformarse o resignarse…Tal vez por eso, muchas veces, me
gusta beber el vino de lo imposible…ya que es preferible al indigerible vinagre
de la apariencia de la integración.
La indiferencia, la inoperancia, la
indolencia (que hasta
pueden llegar a ser aversión) son
también mortales enemigas de la integración regional.
Pasaron muy rápido estos 25 años…Particularmente, comparto la valoración según la cual no
existe equivalencia temporal, es decir que no
es lo mismo 25 años en la vida de una persona que en un proceso de integración (en el marco, además, de la historia de nuestros países). Dios
quiera que no tengan que pasar otros 25 años para tener un MERCOSUR (de la juventud a la madurez) más perfecto.
Me miro al espejo y una mueca, incapaz de definir o
contener todas las sensaciones, interpreta un recorte de vida; mientras que por
mis ojos desfilan, en sus carrozas, personas y personalidades, ciudadanos
ilustres, instituciones, comisiones, viajes, reuniones, lugares, países y
paisajes, publicaciones y bibliotecas. Y ansiosos, en una gran comparsa
especialmente ataviada y al son de un bolero, por último aparecen la
intransigencia y la perseverancia, la voluntad de alcanzar los ideales, el
arraigo, la amenaza siempre presente de la precariedad, las no concesiones, la
lumbre, el esfuerzo, la no abdicación de principios, algunos ladrillos -trajeados, de fantasía de seda, de logros-
junto a vigas que aún faltan instalar -y
que me gustaría colocar o coadyuvar a hacerlo-, sueños e ilusiones en un
hemiciclo, un meditabundo en una amplia celda -en la cual, en sus paredes, cuelga un viejo almanaque marcado de
efemérides y pueden leerse grafitis tales como: fuera ingleses de Malvinas; no
al ALCA; plurales, pero no neutrales; patria sí, colonia no; todas las voces,
todas; de vez en cuando la vida; uno busca lleno de esperanzas el camino que
los sueños prometieron a sus ansias; -y-
a vida é arte do encontro, embora haja tanto desencontro pela vida-, la
esperanza y la fe.
Entretanto por mi ventana, entra la soledad; el MERCOSUR con la integración celebran sus
Bodas de Plata y ya es Pascua de Resurrección. Y el lunes, el porvenir...
[1] Abogado (Universidad Católica de La Plata - 1988). Estudios de
Posgrado cursados en los Principales Aspectos Jurídicos del MERCOSUR –
Universidad Católica Argentina (1995) y de El MERCOSUR: Enfoque Político
(elementos: de Teoría de la
Integración; Institucionales; el MERCOSUR y las Relaciones
Internacionales, etc.). Escuela de Ciencias Políticas de la Universidad Católica
Argentina (1995). Asesor (2003-2005), en temas de Derecho de la Integración/MERCOSUR,
de la Presidencia
de la Honorable
Cámara de Diputados de la Nación. Miembro
(2005) del Consejo Editorial de la
Revista de la
Facultad de Derecho de la Universidad Federal
de Goiás, Brasil. Miembro
Invitado (2004) a la Comissão
do MERCOSUL de la Ordem
dos Advogados do Brasil/Sección Rio Grande do Sul (OAB/RS). Miembro (2003) del Consejo
Editorial de la
Revista Paradigma -Ciências Jurídicas-, Ribeirão Preto,
EDUNAERP/Universidade de Ribeirão Preto, São Paulo, Brasil. Conferencista y publicista nacional e internacional. Director Adjunto
(desde noviembre de 2002 a
octubre de 2006) de la Comisión
del MERCOSUR y de Derecho de la
Integración de la Federación Argentina
de Colegios de Abogados (FACA). Miembro Fundador (2004) de la Comisión Permanente
del MERCOSUR del Colegio de Abogados de la Provincia de Buenos Aires (COLPROBA). Miembro
Fundador (2004) de la
Comisión para la
Abogacía del MERCOSUR del Consejo Consultivo de la Sociedad Civil de la Cancillería Argentina.
Secretario Alterno, por la República Argentina, en la Secretaría del Foro
Consultivo de Municipios, Estados Federados, Provincias y Departamentos del
MERCOSUR (FCCR). Director, en el Colegio de
Abogados de Quilmes, del Instituto de Derecho de la Integración.
Co-coordinador ejecutivo de la Comisión Permanente
del MERCOSUR del COLPROBA. Ex Director General de Integración Regional de la Municipalidad de
Quilmes. E-Mail: drdanielrosano@gmail.com
Las opiniones y
consideraciones vertidas en esta nota reflejan, únicamente, la experiencia y la
manera que tiene de apreciar al proceso del MERCOSUR, quien la suscribe.
[2] En una
nota titulada “El Foro Consultivo de Ciudades y Regiones (FCCR) siempre estuvo
en el MERCOSUR” que puede leerse aquí: https://www.facebook.com/notes/daniel-rosano/el-foro-consultivo-de-ciudades-y-regiones-fccr-siempre-estuvo-en-el-mercosur/1006308386077073
[3] En una
nota titulada “Breve Semblanza de la Participación de Quilmes en el Foro
Consultivo de Ciudades y Regiones del MERCOSUR (FCCR)” que puede leerse aquí: https://www.facebook.com/notes/daniel-rosano/breve-semblanza-de-la-participaci%C3%B3n-de-quilmes-en-el-foro-consultivo-de-ciudades/976821635692415
[4] Salmo 126
(125), 6. Véase, además, el Evangelio según San Juan, 12-24. El cantautor
brasileño Gilberto Gil lo reflejó maravillosamente en una composición
intitulada “Drão”, a saber: “Drão! o amor…é como um grão, uma semente de
ilusão, tem que morrer pra germinar, plantar nalgum lugar, ressuscitar no
chão…”.
[5] Es pertinente
recordar en este especial aniversario que en su Preámbulo se habla de justicia
social, de mejorar las condiciones de vida de sus habitantes y se reafirma la
voluntad política de dejar establecidas las bases para una unión cada vez más
estrecha entre sus pueblos.
[6] El 24 de
septiembre de 2015, estaba en Porto Alegre en una reunión del Grupo de Trabajo
de Integración Fronteriza del FCCR. La lluvia “lloró” todo el día…y a mí me pareció que aún más luego de ver un
video que mostraba algunas dificultades en la vida de los habitantes de la
frontera brasileña/uruguaya. Fue allí que de repente recordé, probablemente
inspirado por los duendes de mi personal jubileo que celebraba en esa Ciudad
donde siempre que estuve pude percibir los “aires
del Plata”, la letra del tango “Qué
me van a hablar de amor”. Claro está que a esos ciudadanos del MERCOSUR,
haciendo una paráfrasis, “no le podemos
explicar la integración…pues, aunque tengan que aprender, nadie sabe más que
ellos”.
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